Mantenimiento de Subestaciones y Redes Eléctricas
Como norma general, se puede hablar de subestaciones eléctricas «elevadoras», situadas en las inmediaciones de las centrales generadoras de energía eléctrica, cuya función es elevar el nivel de tensión, hasta 132, 220 o incluso 400 kV, antes de entregar la energía a la red de transporte; y subestaciones eléctricas «reductoras», que reducen el nivel de tensión hasta valores que oscilan, habitualmente, entre 10 y los 66 kV y entregan la energía a la red de distribución. Posteriormente, los centros de transformación reducen los niveles de tensión hasta valores comerciales (baja tensión) aptos para el consumo doméstico e industrial, típicamente 400 V.
Uno de las maniobras más habituales que se realizan en una subestación eléctrica, y a la vez una de las más peligrosas, es la apertura y cierre de interruptores, debido a que el carácter inductivo de los circuitos presenta rechazo al corte en la circulación de la corriente eléctrica que se produce en la apertura de un interruptor. Pueden aparecer incluso arcos eléctricos, que liberan una gran cantidad de energía y pueden resultar peligrosos para las personas e instalaciones. Por ello se debe usar equipo de protección personal especial hecho de materiales dieléctricos que proporcionen suficiente aislamiento para la tensión de operación.
Los avances tecnológicos y las mejoras de diseño han permitido sustituir los interruptores eléctricos convencionales con corte mediante aire por interruptores que realizan el corte de los circuitos inyectando hexafloruro de azufre (SF6), un gas que impide la formación del arco eléctrico y la propagación de la llama. Estos sistemas datan de los años 70 y, como contrapartida, requieren un mantenimiento más exhaustivo, ya que el gas está contenido en un recipiente sellado, además de mayor infraestructura.